Ciudad del Vaticano, 14 Set. 09 (AICA)
Benedicto XVI rezó el Ángelus con los fieles y peregrinos presentes en Castelgandolfo
Al mediodía de ayer, domingo 13 de septiembre, Benedicto XVI, desde el balcón del patio interno del palacio apostólico de Castelgandolfo, rezó el Ángelus con los fieles y peregrinos presentes. A su término, el Papa comentó el pasaje evangélico que se leyó en todas las misas que ese día se celebraron en todo el mundo. En dicho pasaje, dijo el Pontífice, “se plantean dos cuestiones cruciales: ¿Quién es Jesús de Nazaret? Y ¿Tu fe se traduce en obras o no?". "La respuesta de Pedro es neta e inmediata: Tú eres Cristo, el Mesías. Pedro y los apóstoles, a diferencia de la mayor parte de la gente, creen que Jesús no es solo un gran maestro o un profeta, sino mucho más. Tienen fe: creen que en Él, Dios actúa y está presente". "Pero inmediatamente después de esta profesión de fe, cuando Jesús por primera vez anuncia abiertamente que tendrá que padecer y morir -explicó el Santo Padre- el mismo Pedro se opone a la perspectiva de sufrimiento y muerte. Jesús tendrá que hacerle entender que no basta creer que Él es Dios, sino que empujados por la caridad hay que seguirlo en su camino, el de la cruz. Jesús no vino a enseñarnos una filosofía, sino un camino, más aún, el camino que lleva a la vida". "Ese camino es el amor, que es la expresión de la fe verdadera. Si amamos al prójimo con corazón puro y generoso, significa que conocemos a Dios verdaderamente. Si en cambio, decimos que tenemos fe, pero no amamos a nuestros hermanos, no somos verdaderos creyentes. Dios no vive en nosotros".
En este contexto, Benedicto XVI citó un comentario que hizo San Juan Crisóstomo a la Carta de Santiago que se leyó, como segunda lectura en la Misa del día: "Se puede tener fe en el Padre y en el Hijo y en el Espíritu Santo, pero si no se lleva una vida recta, esa fe no sirve para la salvación". Por último, recordando que el lunes 14 se celebra la Exaltación de la Santa Cruz y al día siguiente, el martes, la Virgen de los Dolores, el Santo Padre afirmó: "La Virgen María, que creyó en la Palabra del Señor, no perdió la fe en Dios cuando vio a su Hijo rechazado, ultrajado y crucificado. Se quedó al lado de Jesús, sufriendo y llorando hasta el final. Y vio el alba radiante de la Resurrección. Aprendamos de ella a testimoniar nuestra fe con una vida de servicio humilde, dispuestos a pagar en primera persona para permanecer fieles al Evangelio de la caridad y la verdad, seguros de que nada de lo que hagamos se perderá".
Fuente: aica.org (Agencia de Información Católica Argentina)