Mensaje para la campaña Abrazo en Familia 2007 por Mons. Ramón Linares Sandoval
El "Abrazo en Familia" que por XVII vez proponemos a la familia venezolana, busca bajo la luz del Evangelio provocar una reflexión sobre elementos constitutivos del ser humano y de sus relaciones con los otros.Punto de partida para esta reflexión es la palabra Bíblica "lo creó a su imagen y semejanza" y explica la Familiaris Consortio que "llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor" . En el amor de los esposos se realiza la mas plena entrega de dos personas que lleva consigo como algo constitutivo la apertura total a la fecundidad "orientada a engendrar una persona humana" para cuyo crecimiento pleno y "armonioso es necesaria la contribución perdurable y concorde de los padres" . La familia es por tanto el único lugar donde se hace posible la comunión plena entre las personas. Las expresiones: "Dios es amor" , "Dios es una comunión de personas" tiene su máxima expresión en la familia y la convierten en imagen y símbolo de la familia divina modelo de toda familia humana. Estos valores de la vida familiar que encontramos en la Familiaris Consortio no vacilamos en proponerlos como iluminación para la temática del Abrazo en Familia 2007. Los valores de amor, respeto y tolerancia son indispensables para la educación de la persona armónica y en libertad. Ningún lugar tan apropiado como la familia para transmitir el valor de la grandeza y dignidad de la persona humana y en consecuencia el respeto a su integridad, a su intimidad y a sus manifestaciones. No puede haber respeto hacia la dignidad de la persona si no se ha cultivado el respeto y apertura hacia los otros. Es bonito hablar de apertura, de respeto a las opiniones, a la diversidad, respeto al modo de ser y pensar de los demás, pero cuando hablamos, cuando nos reunimos, por lo general nos aferramos a la propia opinión sin ningún respeto por lo que piensen los demás. Toda persona necesita respetar, tolerar y escuchar a los otros, pues cada quien tiene una inmensa riqueza dentro de si mismo y escuchar con respeto lo que otro piensa o hace nos enriquece, nos ayuda a descubrir valores que no conocíamos e incluso a cambiar posiciones que creíamos la única verdad. Cuando no existe el amor y entrega fraternas entre los miembros de la familia es muy fácil que en la relación interfieran otros valores distintos del interés común, como es por ejemplo el amor propio que nos hace sentirnos más importante que los otros y creer que siempre tenemos la razón y no aceptar que nos podemos equivocar. Todos podemos equivocarnos y aunque yo piense que tengo la verdad, hay que aceptar que la interpretación, la comprensión o profundización sobre esa verdad puede ser diversa, de allí que sea necesaria la tolerancia, la actitud abierta que es lo que facilita la convivencia armónica de las personas. La base de la buena convivencia en la familia y en la sociedad es el respeto y el diálogo, que son condiciones para la comunicación intrafamiliar. Después de un dialogo respetuoso y sereno entre padres e hijos se pueden aclarar malos entendidos y llegar a maravillosos puntos de acuerdo y la verdad lucirá mas fácilmente y sin llegar nunca ni a los gritos ni a la violencia, ni a agravio para nadie. Esperamos que este programa contribuya a abrir caminos al respeto, al dialogo y la tolerancia, consiguiendo con ello para la familia y la sociedad lo que no sería posible por otro camino.Mons. Ramón Linares SandovalPresidente Comisión Episcopal Familia e Infancia